11 nov 2015

Partida por una escapadita en la costa uruguaya !

        Después de mi renuncia a mediados de junio 2015 de Arsat, preparé en una decena de días una mudanza internacional express, que en realidad consistió en un set de cuatro valijas (32kg cada una por favor) + una mochila & mi guitarra en equipajes de mano que llevé yo mismo en Francia para unos altamente esperados reencuentros con mi familia & amigos que no había vistos desde tres años ! Una estadía memorable de dos intensas semanitas repartidas entre Paris, Bordeaux, y Toulouse, a festejar e intercambiar noticias, y a descubrir los algunos pibes aparecidos durante mi ausencia. Lamentablemente no logré ver tod@s en este corto tiempo, pero me recuperaré a la vuelta con una gran gira europea ! Otra vez un gran agradecimiento a todo el grupo, fue tan bueno volver a verles, y su recepción me calentó el corazón ! :)
Y luego de un desvío de una semana por Montréal para visitar a una amiga viviendo allá y descubrir la zona, volví a mediados de julio en Buenos Aires para vender todas las cosas que me quedaban - un momento realmente liberador debo decir, "Lo que tienes termina teniéndote !" como diría el Sr Durden - y preparar mi partida.
El preaviso de salida del depto siendo fijado al lunes 31 de agosto, fueron entonces seis semanas intensivas a hacer malabares con la preparación de la moto y de los equipajes, la venta de los meubles y cosas, las noches de despedida con los locales, y la restitución del depto.




        Finalmente no me salió tan mal con la moto correctamente preparada y el depto devuelto en tiempo (y casi hora) y en un estado correcto. La selección de equipajes a contrario, como lo descubrí al momento de despegar, todavía necesitaba un poco de trabajo... 
Una vez devueltas las llaves del depto, supe desde los primeros metros con la moto, en la vuelta apretada y la subida de salida del garaje, que iba a tener que quedarme un día más en la zona para una segunda sesión a aliviar más seriamente que de una media bolsa de ropa ! Rumbo al taller de los amigos Carlos & Lucas, quien otra vez me salvaron albergándome al primer piso de su garaje, sobre los bordes del rio Luján. Ahí pasé el fin de día y la noche seleccionando lo que me parecía lo más superfluo y a re-trabajar la distribución de los equipajes restantes, buscando llevar el peso por abajo y entonces el centro de gravedad... 
Lo que voló, en desorden : una pequeña decena de libros (y sí !), los 3/4 de los productos de mantenimiento (líquido de enfriamiento / líquido de freno / agua desmineralizada para la batería & jeringa para llenarla / aceite de horquilla / spray de cadena líquida para tapizar las gomas en caso de nieve / filtro de aceite & de aire que recuperé en Córdoba), el kit de buceo (máscara / compu de buceo / bitácora / calculador nitro) que esperaba poder usar 2-3 veces durante el viaje, algunos productos duplicados (spray anti-mosquitos & crema solar), 2 sunchos elásticos, 1 cargador de pilas, los 2 estuches de redes de acero PacSafe para las bolsas impermeables, los sunchos de transporte de las 2 bolsas, y un estuche de compu. Aproximadamente una decena de kilos de ganados !

        Y luego de una buena noche a descansar en el sillón de oficina del primer piso, me desperté cerca de las 7h con ruidos de fuerte viento y algo como un chapoteo en planta baja : "la sudestada is in the house" ! Efectivamente, ese viento venía del sureste y empezaba a hacer desbordar el rio al punto de alcanzar ya la mitad del taller - fuertemente expuesto por ser justo al borde del rio - al momento en que bajé a controlar su progresión... Moví la moto hacía la salida del garaje y subí los equipajes en la escalera, pero el agua ya había tapado la calle y era tarde para realmente salir sin vadear en algunas decenas de centímetros de agua !




        Tuve que esperar algunas horas antes de que el nivel baje suficientemente y que pueda cargar la moto para un run de ensayo y validación de esta nueva selección de equipajes. Aquel ensayo revelándose concluyente, pude efectuar mis últimas obligaciones previas a la partida (restitución de la box wifi a CableVision & depósito de algunas lucas que me sobraban en mi cuenta) y comer algo antes de mandarme a tomar la ruta. La televisión difundía alertas de mal tiempo y otros anuncios de inundaciones en toda la región, pero no había forma de que demore más la partida !
Luego de despedirme de Carlos & Lucas (iba a encontrarme con Carlos el 18 de septiembre en Córdoba) y de algunos de sus amigos presentes al momento, por fin solté las amaras cerca del mediodía, rumbo a Gualeguaychú a la frontera entre Argentina y Uruguay. Un pequeño trayecto de unos 200kms para empezar tranquilamente, pero finalmente será bastante cerca de la distancia que estaré cubriendo en promedio por día andando.





        Como lo imaginan, a pesar de la maniobrabilidad fuertemente reducida de la moto y de la prudencia de rigor para no meterse al piso ni bien salido, las primeras decenas de kilómetros se hicieron con una p*** banana por debajo del casco ! :)
Saliendo de Tigre en dirección de Zárate, mi trayecto empezó por aquel que tomaba desde casi un año para ir a la oficina (antes vivía un toque más bajo), y es con un cierto placer que lo hice una última vez con la moto en versión road-trip, pasando delante de la estación terrena antes de seguir por una vez hacía el norte por el ramal Escobar de la ruta 9 - alias "Panamericana", esa misma ruta que me hará salir de Argentina y pasar a Bolivia a través de La Quiaca & Villazón.
No tuve problemas con las inundaciones y ni siquiera lluvia en el camino, pero un fuerte viento lateral y una sensación térmica de 3˚C me acompañaron hasta mi llegada en fin de tarde en Gualeguaychú. Ninguna sorpresa por una partida en fin de invierno... Nada más un pequeño dolor de cintura venía minorar mi placer en este trayecto, debido a las numerosas manipulaciones de los pesados equipajes esos últimos días.

        No tenía todavía el reflejo de usar el GPS al llegar en una nueva ciudad y no había tomado ninguna reserva de alojamiento, por el placer de jugarla "jazz", pero luego de poco tiempo al azar encontré el centro y un hotel con estacionamiento privado, de buena calidad debo decir, aunque a una tarifa bastante elevada (500 AR$) que luego me empujó a mirar la víspera en internet las distintas opciones disponibles.
Esa entrada de estacionamiento fue el lugar de mi primer palito del viaje (y hasta ahí el último, por lo menos conmigo encima) : habiendo clavado los frenos delante del hotel al ver aquella entrada, dejé la moto unos metros más lejos para averiguar disponibilidad y precio. Queriendo luego darme vuelta por esos algunos metros, me dejé sorprender por el peso a baja velocidad y no pude retener su caída cuando se me empezó a escapar... Por mi parte quede de pie y la moto no padeció ningún daño gracias a las protecciones instaladas, pero necesité la ayuda del recepcionista y de dos pasantes compasivos para levantarla sin tener que sacar los equipajes !
Me recuperé de este primer día probando un boga a la parrilla en un resto de la costanera - muy rico, al no encontrar disponible ese día uno de esos famosos surubís que varios me habían recomendado, y descubría con cierta emoción al abrir mi K2R por primera vez los mensajes dejados 9 años atrás por los "marmaillons". Las primeras notas tomadas en sus páginas blancas preparaban la apertura del blog y Uruguay me esperaba en la otra orilla !




        El día siguiente, luego haber llenado mis 4 bidones de nafta lado argentino en previsión del aumento de tarifa del otro lado y haberme tomado un desayuno en terraza consagrando mi estatuto de turista sin restricciones, entraba sin dificultad en Uruguay, olvidándome de presentar mi pasaporte para la estampilla de recuerdo, rumbo a Colonia del Sacramento. Un trayecto tranquilo de 250kms con un tiempo más clemente, pasando por Dolores, Nueva Palmira, & Carmelo.
No sabría decir si era todavía la euforia de la partida, pero aprecié enseguida Uruguay y encontré su campo bastante lindo en esta porción, con rutas levemente onduladas y en buen estado. Hasta tuve un buen contacto con agentes del tránsito que me señalaron un exceso de velocidad por un sencillo aviso y una multa condicionada a un próximo exceso. Me gustó la forma de manejar el evento - con profesionalismo & buena onda - y adaptado luego mi ritmo con una franca buena voluntad, de aquellas inspiradas por el respeto mutual (y entonces no tuve que pagar la multa condicional pendiente). Globalmente, l@s uruguay@s me parecieron piol@s e interesantes, y me gustaron algunos detalles como la preferencia al agua embotellado localmente, un signo dentro de otros de una población buscando mejorar su futuro.




        Llegado al atardecer (20h) en Colonia, me quedé el día siguiente para visitar su ciudad vieja y disfrutar de esta onda relajada del lugar turístico fuera de temporada. Esta vez había sacado la lección de la tarifa de la víspera y había reservado en booking.com un hostel copado y más razonable (35 US$/n).
Los chivitos (comidas ultra-proteinadas servidas en sandwich o al plato incluyendo aparte del clásico set de verduras & queso una feta de lomo + una de jamón + un huevo) del piolo Jorge (puestito en avenida Flores, con algunas charlas interesantes sobre Pepe Mujica entre otras) y del resto El Torrón cumplieron mis hambritos y me dieron la ocasión de llenar algunas páginas del K2R.







        El trayecto de Colonia a Montevideo y esa capital misma no fue de mucho interés a mi gusto (ciudad vieja bastante decepcionante), pero recomiendo cálidamente el resto llamado Ruffino (esquina San Jose & Héctor Gutiérrez Ruiz, casi al pie de mi hotel) donde saboreé una crema catalana mango/maracuyá de 10 !
Como lo habrán anotado, ese principio de viaje fue un festival de restaurantes, y va a durar un poco más antes de que la euforia de la partida y la fiaca de cocinar sean temperadas por el estallido de mis previsiones de gasto... :P




        Él de Montevideo a Punta del Este a cambio me hizo seguir preciosas playas y médanos, donde multipliqué las paradas a disfrutar del solcito que venía suavizar este fin de invierno. Me encantó lo fino que está la arena y la tranquilidad en Piriápolis, y aunque Punta del Este no haya sido a la altura de los comentarios escuchados al respecto (en realidad muy "costa de azul" - sureste de Francia - fuera de temporada), es con la sonrisa en rincón que di un paseo en su punta a la noche y luego de desayunar.
Un detalle todavía me venía molestando desde la salida : la distribución de los equipajes que venía trabajando regularmente para optimizar la accesibilidad de los objetos más usados, y más que nada el hecho de ir bajando las dos bolsas impermeables para re-instalarlas al día siguiente... Un problema resuelto esa noche transfiriendo la ropa contenida en la mochila en la bolsa impermeable que la contenía, permitiéndome dejar la mochila por encima de las bolsas andando con solamente ropa de lluvia & de frío adentro y de usarla cada noche para juntar y llevar en una vez los esenciales guardados en el top-case : necesario de baño / zapatos para la noche / estuche compu (conteniendo MacBook + disco duro + K2R) & cables (alims compu / celu / GoPro) / cafe-mate & comidas rápidas de sopa/pan/queso/carne seca / thermos & cantimplora).





        Luego de un nuevo trayecto agradable a pesar del dolor de cintura persistente, y de la descubierta de un sandwich brasileño gigantesco llamado "Bauru" del lado de La Paloma, el punto de caída siguiente era un pueblito balneario de Aguas Dulces, cerca de Cabo Polonio donde había previsto pasar el día siguiente. El lugar era lamentablemente y desesperadamente apagado esta noche, más allá de lo que esperaba por un domingo fuera de temporada, pero el copado hostel sirviéndome de base por la noche también albergaba un grupo de tres brasileñas piolas (en portuñol) y tomado cita en sus ciudades de residencia que justamente se encontraban en mi recorrido previsto : Alice de Rio Grande y Camila & Karina de Pelotas. Prazer chicas :)
Y queda de segundo plano en comparación del placer de encontrar gente copada, pero que placer también de no tener más que una única bolsa a bajar al llegar en el alojamiento del día !







        La reserva natural de Cabo Polonio, ubicada una decena de kilómetros por debajo de Aguas Dulces, fue al origen un pueblito de pescadores hoy más dedicado al turismo. Ningún vehículo está autorizado a entrar, y en realidad muy pocos lo podrían en razón de los algunos kilómetros de médanos que hay que atravesar para acceder...
Es en camión preparado para ello que se transbordan los visitantes desde la terminal donde se guardan sus vehículos. Luego haber recuperado mi mochila "lleva-todo" providencial y dejado la moto debajo de un árbol, me subí también a uno para un trayecto de media horita divertido a través de los médanos, hasta la playa seguida unos kilómetros más para llegar al pueblo. Y efectivamente no pasaba ni en pedo con la moto, sin hablar de la versión cargada con equipajes !





        La llegada en el lugar no deja ninguna duda : acá es "roots" ! :D
Muchas construcciones son armadas con materiales de recuperación, la mayoría con pequeños paneles solares o eólicos modestos - lo demás funcionando con grupos electrógenos, pequeñas huertas & vegetación salvaje rodean casitas coloradas sin delimitación de terreno, con animales paseando en libertad (caballos / chanchos / ovejas / gallinas), y la onda es claramente relax. :) Y esa clama... Ningún ruido de motor, nada más el chapoteo de las olas en la playa. Un cambio radical en comparación de BsAs y sus escapes caseros !




        Después de haber tirado mis cosas en el hostel Viejo Lobo, me fui a descubrir los alrededores y en realidad primero clavarme alguna comida en borde de océano : un gatuzo a la plancha, acunado por el vaivén de las olas lamiendo el pie de la terraza... Un gran momento de relajación !





        El paseo digestivo fue un verdadero placer, entre colinas verdes y playas rocosas, holgazaneando al pie del faro edificado en 1880 (acceso cerrado en la hora que pasé) y observando lobos marinos en su interminable juego de "Córrete de acá, voy a disfrutar de tu lugar mientras está calentito !". Con razón o no, reconocí acá un comportamiento social sorprendentemente semejante al humano, el más gordo imponiendo sus derechos al expulsado, dejando este último manejarse para encontrar un más chico a rajar y volver a una posición correcta, hasta la próxima expulsión... :P





        De vuelta al hostel, encontré mis tres compañeros de habitación del día : Risa, una canadiense en viaje, y Dimitri & Eleonora, respectivamente griego e italiana, ambos tomando algunos días de vacaciones luego de haber trabajado seis semanas en Montevideo en un proyecto por la ONG Rights4water. La noche dio con charlas interesantes sobre las historias de cada uno y la reciente actividad de Dimitri & Eleonora, las actualidades internacionales, la aventura de Syriza, y la dueña del lugar (Vicky) nos dio algunos números al respecto de la reserva : aproximadamente 300 viviendas construidas e interdicción de pedir por más (o de acampar), el cambio de 20-60 habitantes al año a los 2.500 turistas en alta temporada (menos mal pasé en baja ! :x) y cómo los locales se manejan por no tener conexión a las redes de agua o luz. Luego de una escapadita nocturna en la playa a divertirse con el plancton fosforescente que se iluminaba debajo de nuestros pasos (estrés hídrico por desplazamiento del agua debajo del peso), seguimos charlando a la vela hasta la mitad de la noche. 
La sesión de notas en el K2R en la playa a la mañanita fue también bastante mágica, de una tranquilidad como no había sentido desde rato, con solamente algunos pescadores activándose a un poco de mantenimiento en sus barcos sacados del agua...
Y cereza en el pastel, el desayuno nos fue traído por un habitante de la zona, Lucio, quien pasaba de casa en casa proponiendo odorantes panes & pasteles preparados por él y su esposa Edith. No satisfecho de encantar mi paladar, luego me convidó  a tomar un mate en su casita para charlar y conocerse... Gracias a Uds Lucio & Edith por tanta buena onda ! :)
Sin hesitación, recomiendo este rincón de paraíso como uno de los mejores spots de Uruguay por lo que he visto, a no perderse si pasan en la zona !

        De vuelta a la terminal en medio de tarde, y sabiendo que el trayecto hasta Rio Grande - Brazil - sería de una distancia no-despreciable para mi pequeño ritmo, me contenté de acercarme de la frontera pasando una última noche en Uruguay del lado de Punta del Diablo, un modesto trayecto de unos 60kms.
Llegado en el lugar poco antes del atardecer, me clavé un cazón a la parrilla e instalé en el precioso hostel de la viuda donde conocí a Christin, una alemana copada paseando en la zona. Para terminar esta agradable noche, me senté a disfrutar del poco de contaminación luminosa en el lugar revelando la profundidad de la vía láctea desde el mirador del hostel, especie de terraza armada de dos pisos pegada al edificio principal... Justo mágico !






Al programa para el día siguiente : Brazil ! :)

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